La agricultura familiar es vital para cumplir con la Agenda 2030

Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con mayores posibilidades de fracasar en el logro de más de la mitad de sus metas es el ODS 2: “Poner fin al hambre”, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) “América Latina y el Caribe y la Agenda 2030 a cinco años de la meta: ¿Cómo gestionar las transformaciones para acelerar el progreso? Octavo informe sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe”. A partir de este estado de alerta y en el contexto del 25 de julio, Día Internacional de la Agricultura Familiar, conversamos con integrantes de las Plataformas Regionales de Agricultura Familiar (PRAF) y Semiáridos América Latina sobre el rol fundamental de la agricultura familiar para el desarrollo sostenible.

La Agenda 2030 propone un trabajo interrelacionado entre objetivos e indicadores, más de la mitad de los ODS tienen vínculo directo con la agricultura familiar, el más directo es el 2 (hambre cero), en ese marco los y las agricultoras familiares tiene un rol esencial. Los datos claves en la web del Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar (2019-2028) son contundentes: “Las explotaciones familiares producen más del 80% de los alimentos del planeta y ocupan entre 70 y 80% de las tierras agrícolas en todo el mundo. Más del 90% de las explotaciones agrícolas son gestionadas por una persona o una familia y dependen principalmente de la mano de obra familiar. El 33% de los bosques están gestionados por pueblos indígenas y comunidades locales. Hay más de 600 millones de explotaciones agrícolas en el mundo”.

Desde las organizaciones de la sociedad civil y de los territorios de la región compartimos propuestas claras y concretas para acelerar la implementación del ODS 2. Las Metas en las que ponemos el foco son:

2.1  Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año

2.2  Para 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad

2.4  Para 2030, asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra

2.b  Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales, entre otras cosas mediante la eliminación paralela de todas las formas de subvenciones a las exportaciones agrícolas y todas las medidas de exportación con efectos equivalentes, de conformidad con el mandato de la Ronda de Doha para el Desarrollo

2.c  Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y facilitar el acceso oportuno a información sobre los mercados, en particular sobre las reservas de alimentos, a fin de ayudar a limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos.

  • Nathaly Jiménez, Nodo Amazorinoquia RENAF, Colombia

Para asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año, creo que las acciones directas y concretas tienen que ver primero con entender que no se trata de asegurar. Seguimos con el discurso de la seguridad alimentaria y ya sabemos cómo la Revolución Verde y las implementaciones de asegurar la alimentación han traído desnutrición y producción de alimento que no es sano, que es industrializado, la proliferación de semillas certificadas transgénicas y el desabastecimiento, sin duda, de alimentación nutritiva y sana que sale de los productores. Entonces, el ejercicio es siempre apuntarle a que necesitamos fortalecer la soberanía alimentaria. Siempre poner en valor esa posibilidad de que se entienda que más allá de que no haya hambre, la alimentación respete las dinámicas productivas de los territorios. Que cada vez se fortalezca, se respalde los sistemas agroalimentarios de base agroecológica donde se asegura que el alimento es sano, soberano. Los circuitos cortos de comercialización están generando ese fortalecimiento a las economías locales, populares que hacen que finalmente lo que haya que garantizar sea que en los territorios los primeros que puedan consumir o abastecerse de alimentación sana, nutritiva y soberana sean la misma gente del territorio y que los excedentes puedan ayudar a alimentar a más personas en las regiones, a nivel nacional e internacional. 

La sostenibilidad de los sistemas de producción agroalimentarios de base agroecológica dependerá bastante del respeto que haya sobre las dinámicas y prácticas que se necesitan instalar en esos sistemas productivos, donde no hay presencia del comercio de agroquímicos, agrotóxicos, semillas transgénicas, no se trata de imponer un sistema productivo a un territorio donde la vocación no sea esa. El sostener esos sistemas también depende del cuidado y la protección de esos suelos productivos, semillas nativas y agua que es necesario que no esté contaminada. Entonces, la sostenibilidad, más allá de depender de una política específica, depende de las acciones tangibles de cuidado y preservación de los ecosistemas terrestres y acuáticos que hay en los territorios. Si estamos hablando de sistemas productivos agroindustriales, masivos, extensivos, pues allí no hay forma ya lo sabemos, ya lo estamos viendo, de sostener una productividad sana, nutritiva y soberana.

En relación con los mercados de alimentos y sus precios, exige un escenario de renegociación, de reconversión mercantil del alimento en donde efectivamente esa demanda y oferta encuentren un punto de equilibrio y no se vuelva una amenaza un producto sano, agroecológico, nutritivo frente a la comida chatarra, procesada y demás. Mientras sea una amenaza para el sector empresarial o los gremios que manejan todos estos monocultivos y circuitos de alimentos, va a ser muy difícil balancear o armonizar esos mercados. Por más mercados en los territorios que haya, por más oferta consciente o consumo consciente, la fuerza que tiene la industrialización del alimento es cada vez más grande y es realmente una negociación en términos de dinero. Le veo una salida de negociación con gremios, y ponerse de acuerdo hasta dónde son capaces de soltar y disponerse a no cooptar los sistemas productivos de base agroecológica.

  • Dora Karina Corvalán, Federación de Agricultura Familiar, Santiago del Estero, Argentina

Hay que impulsar y desarrollar los programas de compras públicas con la Agricultura Familiar y hacer valer los acuerdos existentes en estos programas. Promover el intercambio de semillas nativas y criollas y que los y las agricultoras familiares tenga un acceso garantizado a ellas. Desarrollar políticas que reconozcan y apoyen las labores de cuidado de las mujeres pertenecientes a la agricultura familiar. Exención de impuestos a las organizaciones de la agricultura familiar, para que sigan desarrollando su tarea de garantizar la soberanía alimentaria en nuestros países.

  • Pablo Frere, Redes Chaco

Si se trata de asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos, sin ninguna duda el primer elemento a asegurar, impulsar, es la tenencia de la tierra de las familias, de manera que tengan la posibilidad de asegurar y prosperar en la tierra que sienten y tienen como propia. Acompañado de un sistema de extensión y de diálogo entre los saberes tradicionales y los técnicos, científicos en un proceso de aprendizaje de campesino a campesino para generar sistemas productivos sostenibles que generen alimentos todo el año para que puedan derivarse al consumo interno familiar y en los mercados.

Para trabajar en el buen funcionamiento de los mercados y productos, creemos que es importante primero promover y fomentar el asociativismo entre las familias productoras de alimentos y desde el Estado y distintas organizaciones, promover el crecimiento de los mercados de cercanías que son los que aseguran que el consumidor pueda tener alimentación sana, nutritiva, a precios adecuados y genere a las familias productoras un ingreso importante.

Cuando a todo este proceso de agricultura familiar le sumamos las particularidades que tienen los sistemas pastoriles del mundo, cuya actividad productiva tiene que ver con la movilidad de los animales, incluso a veces de toda la familia, es importante tener políticas especiales en cuanto a tenencia de tierra. Los programas de diálogo y extensión rural deben tener en cuenta esta característica del movimiento y la posibilidad que brinda esto para que también haya mercados itinerantes de oferta de sus productos. Podríamos agregar además que es un gran desafío para el Estado brindar los servicios básicos de educación y salud en algunos casos muy específicos donde la familia está parte del año en un lugar y parte del resto en otro. 

  • Andrés Pilamunga, Comité de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, Ecuador

En todos los gobiernos en Ecuador, el sector agrario es abandonado. Hay muy pocas políticas de apoyo, hay más apoyo a la agroindustria. Sin embargo, como el Ecuador es megadiverso, los agricultores campesinos tratamos de asegurar la alimentación por iniciativa propia. La mayoría de alimentos producidos en la sierra y la costa es con fertilizantes químicos y más en las comunidades indígenas, en algunos sectores de la costa tienen producción orgánica. Aquí no tenemos nada de apoyo en el tema de riego, los gobiernos provinciales están apoyando muy poco, con pocos recursos en el mejoramiento de los sistemas de riego.

Para asegurar la sostenibilidad creo que estamos trabajando duro en el tema de conservación de los páramos, en la sierra y en la Amazonía conservación de los bosques donde se produce agua dulce. Ahí algunas compas, algunas organizaciones, están tratando de trabajar en el tema de agricultura orgánica o agroecología. Yo creo que eso es muy bueno. Como Comité hemos estado haciendo encuentros nacionales, reuniones aquí en las provincias, nuestro equipo está trabajando en Cambio Climático con el Gobierno Provincial de Cañar.

Intentamos luchar por la vía de la legislación, después de ratificar la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (UNDROP) en la Asamblea Nacional, intentamos trabajar en la socialización a fin de presionar al gobierno nacional y locales. Pero ahí el tema de recursos no nos ha permitido hacer asambleas más grandes y con permanencia. 

En el tema de los mercados a veces hay sobreproducción, entonces eso significa la baja de los precios de los productos, es más accesible para la gente. Pero también eso permite que las comunidades prácticamente abandonen sus tierras. Al abandonar las tierras ya no hay producción, entonces ahora ahí en los mercados están cubiertos con precios justos, pero cada vez menos alimento. Entonces cada vez las tierras están abandonadas por el tema de precio y por el tema de la infraestructura de riego. El tema de precios es que cuando hay fuentes de trabajo es accesible, pero ahora no hay fuentes de trabajo. La gente como no tiene ingreso económico no tiene posibilidad de comprar alimentos básicos o alimentos industrializados que no son nutritivos.

Aquí en la realidad que vivimos en nuestro país hay Cambio Climático que sigue afectando y las autoridades siguen descuidando, solo los agricultores, campesinos, indígenas estamos preocupados en cuidar los páramos, las fuentes de agua, producir alimentos, pero algunos productos ya han desaparecido. El trigo por ejemplo, somos potenciales productores de trigo, pero como el Estado compra trigo a otros países, entonces ya no hay producción.

  • Gabriel Seghezzo, Fundapaz y Semiáridos, Argentina

Uno de los ejes de trabajo principales de la Plataforma Semiáridos es el acceso al agua, es un eje que conecta los semiáridos desde México hasta Chaco, pasando por toda Centroamérica y América del Sur. Y es un tema central en los procesos de alimentación, en los temas de sanidad, desnutrición infantil y por supuesto, en función de la agricultura y sobre todo en la agricultura peridoméstica de tanta importancia para el grupo de mujeres y jóvenes que viven en la ruralidad de América Latina. 

En términos generales a veces no se la toma como un alimento, pero nosotros decimos que el agua es el principal alimento del ser humano. La gente tiene por derecho humano básico el acceso al agua segura, dulce, limpia o potable. Consideramos agua segura aquella que es consumida por las personas que no genera ningún perjuicio a la salud, a diferencia de lo que es potable, que es aquella con algún tipo de tratamiento o desinfección. Pero el agua es un elemento central no solamente para la vida, sino también para el arraigo rural en los territorios, en las comunidades indígenas y familias campesinas que necesitan no solamente el territorio, también agua para sus familias y por supuesto la producción de alimentos básicos para la familia, su comunidad y también para mejorar sus ingresos familiares y cubrir otras necesidades básicas que hoy existen en el mundo actual.

Por lo tanto, uno de los ejes principales que nosotros mencionamos en la agricultura familiar es el acceso al agua para que de esta forma las familias puedan mejorar su calidad de vida, disminuir la mortalidad infantil, porque uno de los principales problemas en las zonas rurales tiene que ver con la diarrea, en términos generales tiene que ver con la contaminación del agua y en aquellos lugares donde las temperaturas son extremas, diarrea y deshidratación por calor. 

Para avanzar con esa estrategia para la Plataforma Semiáridos es central seguir discutiendo y promoviendo los sistemas de captación de agua y lluvia. En las zonas rurales dispersas en América Latina, en donde la gran obra de infraestructura hídrica no es posible por los costos y el esquema de distribución a distancia que existe entre una familia y la otra, en donde el agua subterránea muchas veces es salobre, con arsénico por cuestiones geológicas o está contaminada por cuestiones antrópicas, el agua de lluvia es la mejor que cae sobre el territorio. La discusión sobre cómo se capta, se conserva y se gestiona, está para nosotros también en el corazón de la estrategia que estamos instaurando en el continente. No decimos que es la solución, decimos que es una de las grandes soluciones posibles al alcance de organizaciones, comunidades, gobiernos locales organismos internacionales para que millones de familias tengan acceso al agua segura. El agua de lluvia es pura y si se la gestiona correctamente es perfectamente segura para el consumo humano y por supuesto, para el consumo animal o productivo.

  • Marta Santa, RENAF, Colombia

Con conocimiento de causa y siendo conscientes, desde un ejercicio del hacer del campesinado en nuestro país, desde la agroecología, que propende por la autonomía y soberanía alimentaria, apostar de una manera decidida a la transición agroecológica, garantizando también la seguridad alimentaria, generando excedentes.

Con nuestros procesos productivos, basados en los principios agroecológicos, estamos garantizando la sostenibilidad de los sistemas no solo en la producción de alimentos, sino en el bienestar y buen vivir de la naturaleza y las personas. Con relativa facilidad, con base en más campesinos generando excedentes, garantizas la sostenibilidad a nivel de seguridad local de los alimentos, a través de los mercados campesinos.

Una vez se logre la producción con base agroecológica y establecer lo que llamamos los corredores de producción agroecológica, la dependencia de insumos externos es casi cero, considerando que estos corredores tendrán productores en transición, esto hace que los precios siempre sean diferenciales con respecto a las producciones convencionales. Debemos reconocer que como valor agregado se puede llegar a los mercados con una estabilidad de precios mucho más permanente que quienes dependen del insumo externo.

  • Ismael Merlos, Fundación Nacional para El Desarrollo – FUNDE, El Salvador

Fomentar la producción de una variedad de alimentos nutritivos en las fincas familiares, incluyendo frutas, verduras, granos y proteínas, para asegurar una dieta equilibrada, nutritiva y saludable.

Capacitar a los agricultores familiares en prácticas agrícolas sostenibles que mejoren la calidad del suelo, eliminen el uso de agroquímicos y fortalezcan la biodiversidad, mejorando la calidad nutricional de los alimentos.

Promover y facilitar la producción y uso de semillas nativas y fertilizantes orgánicos. 

Implementar los programas de educación nutricional para familias rurales y urbanas, enseñando sobre la importancia de una dieta balanceada y el consumo de alimentos ecológicos locales.

Reconstruir y proteger los suelos, mejorando su fertilidad natural, y aprovechar el agua de lluvia para producir alimentos, diversificación y rotación de cultivos y el manejo ecológico de plagas y enfermedades y mejorar la productividad a largo plazo.

Reducir los impactos ambientales de la agricultura familiar convencional.

Desarrollar tecnologías de captación de agua lluvia al alcance de las y los agricultores familiares y hacer uso eficiente y sostenible de este bien natural.

Fomentar el desarrollo de sistemas de agricultura sintrópica para restaurar los ecosistemas degradados y garantizar la producción de alimentos en condiciones climáticas extremas.

Apoyar la investigación, producción y conservación y uso de semillas nativas y criollas adaptadas a las condiciones climáticas locales. 

Promover y apoyar la creación y desarrollo de mercados locales, ferias agrícolas y sistemas de venta directa de los agricultores familiares a los consumidores, reduciendo la intermediación y los costos de transporte. 

Implementar políticas de apoyo a los precios de los productos agrícolas, como precios de garantía o subsidios, para asegurar ingresos justos para los agricultores y evitar la volatilidad de los precios. 

Promover el desarrollo de emprendimientos familiares de procesamiento y comercialización de la producción primaria con el fin de que las familias obtengan mejor rentabilidad e ingreso de su producción.

Facilitar el acceso a información sobre precios, demanda y oferta de productos agrícolas para que los agricultores puedan tomar decisiones informadas sobre sus cultivos y mejorar la comercialización de su producción.

  • Suyane de Lima Reis Fernandes, Centro de Estudos do Trabalho e de Assessoria ao Trabalhador e à Trabalhadora – CETRA, Ceará, Brasil

La agroecología es un pilar del trabajo del CETRA con la agricultura familiar. Es, por lo tanto, una estrategia para la construcción del buen vivir y de un modo de vida capaz de garantizar el acceso a alimentos saludables. En este sentido, algunas de las acciones desarrolladas por el CETRA que contribuyen a garantizar el acceso a los alimentos son: el enfoque en los procesos de transición agroecológica, tales como asesoramiento técnico agroecológico; orientación para una mayor inversión en la diversificación de la producción de cultivos y ampliación de los canales cortos de comercialización, como la realización, apoyo y fortalecimiento de las 12 ferias agroecológicas y solidarias y del punto fijo de comercialización que es el kiosco agroecológico de Sobral, que contribuyen a la seguridad y soberanía alimentaria de las familias y fortalecen las relaciones entre consumidores y agricultores; el fortalecimiento de las relaciones dialógicas con los agricultores, el intercambio de experiencias entre las organizaciones socias y con los agricultores en REDES y a través del fortalecimiento de las capacidades que priorizan la valorización de los conocimientos locales y tradicionales y de los saberes ancestrales; la inversión y el fortalecimiento de los traspatios agroecológicos, que son espacios de producción de alimentos diversificados y de intercambio de conocimientos, un espacio especialmente dinamizado por el conocimiento y el trabajo de las mujeres, contribuyendo así también a la igualdad de género en el campo. 

La sostenibilidad de los sistemas de producción depende de la perspectiva y dinámica de la agroecología, sus prácticas y estrategias. En este ámbito, las tecnologías sociales como las cocinas ecológicas, la reutilización de aguas grises y los Sistemas Agroforestales (SAF), han sido componentes fundamentales de las acciones en el ámbito de las cuestiones sociales, económicas y medioambientales en la agricultura familiar.

Los SAFs son un sistema de producción en el que se integran en un mismo espacio diversos cultivos, árboles y plantas que, al ser cultivados, permiten el equilibrio ambiental para la mejora de las vidas que se encuentran en ese entorno. Por otro lado, su lógica de producción valoriza los modos de vida de las familias, las especies nativas y los saberes tradicionales, contribuyendo a la construcción de territorios saludables y sostenibles. Por otro lado, las cocinas ecológicas reducen el consumo de leña y aumentan la generación de renta para las familias y su calidad de vida, especialmente para las mujeres, que continúan con sus actividades cotidianas. La reutilización de las aguas grises, muy utilizada por las familias, ha permitido aprovechar mejor los recursos hídricos, optimizando el uso del agua y aprovechándola mejor para la producción.

  • Fondo Plurales, Argentina

La Agricultura Familiar es clave para garantizar el acceso a una alimentación sana, suficiente y culturalmente adecuada durante todo el año. En los territorios donde trabajamos, son principalmente las mujeres rurales quienes sostienen huertas, ferias y redes de producción local, mientras que jóvenes multiplican prácticas agroecológicas y combinan saberes ancestrales con nuevas tecnologías que fortalecen a la comunidad. 

Frente al Cambio Climático y las múltiples crisis que atraviesa la región, consideramos que la sostenibilidad de los sistemas alimentarios se construye desde las bases: con familias agricultoras que resguardan semillas nativas, jóvenes que impulsan innovaciones desde sus territorios y comunidades que exigen políticas de acceso a la tierra, al agua y a herramientas de producción (incluyendo apoyo técnico, créditos y mejoras tecnológicas). Sin justicia ambiental y de género no hay soberanía alimentaria posible.

Para lograr mercados justos y precios estables, es urgente fortalecer las economías locales: apoyar a quienes producen en pequeña escala, evitar intermediarios y promover la participación activa de mujeres y juventudes en la toma de decisiones. Son necesarias políticas y regulaciones que apoyen a los mercados locales (presenciales y digitales) con canales cortos del productor familiar a la mesa del consumidor final.

Finalmente y en términos generales, las familias agricultoras son las que mejor conocen la realidad del trabajo de la tierra, poseen los conocimientos y la experiencia necesarios para alcanzar el ODS 2 e impulsar un cambio significativo que impulse el cumplimiento de la Agenda 2030 en su totalidad. Sus voces y perspectivas son vitales.

*Foto de portada gentileza ILC LAC