Tierra y ODS: Hoja de ruta para la incidencia

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propician que las organizaciones de todo tipo, pueden aportar para su consecución, incidiendo para que las administraciones públicas se comprometan en su cumplimiento. 

Particularmente, la Iniciativa Regional Tierra y ODS, integrada por 22 organizaciones de 12 países de América Latina e impulsada por la International Land Coalition, articula promoviendo avances en acciones que garanticen los derechos a la tierra. 

¿Cómo enfrentar la década para la acción? Un plan de incidencia puede ser la respuesta que permita organizar y fortalecer los esfuerzos de cara a la consecución de los ODS hacia 2030. Aquí ofrecemos una hoja de ruta para la incidencia cuyos pasos han sido definidos en función de la accesible implementación por parte de todo tipo de organizaciones, y a partir de definiciones preliminares que organizaciones de Argentina, Ecuador, Honduras y Perú han tomado para el corto-mediano plazo. 

Recomendaciones para un plan de incidencia exitoso

Es crucial tener una comprensión detallada de los temas sobre los cuales basar una estrategia de incidencia desde los primeros momentos de la planificación. Se necesita decidir qué y a quiénes se quiere influir, de tal forma que podamos comprender el contexto e identificar los problemas, prioridades y los públicos meta. Solamente a partir de ello se podrán desarrollar argumentos robustos y contar con la evidencia necesaria para fundamentar esos argumentos.

Las evidencias también darán legitimidad al trabajo, lo que es crucial para el éxito de la incidencia. Hay dos pilares o fuentes fundamentales reconocidas de legitimidad de la incidencia. Por un lado, la legitimidad basada en la causa, la que basa su fortaleza en la moral de la causa por la cual se realiza incidencia, y no necesariamente en el número de personas u organizaciones que representa. Muchas causas han comenzado con un apoyo mínimo del público, pero han sido exitosas gracias a su “fuerza moral”. Por el otro, la legitimidad basada en la gente, que implica que cuenta con el apoyo de un gran número de personas o de organizaciones.  

Para desarrollar e implementar una efectiva estrategia de incidencia en el nivel nacional, regional y/o global, se necesita comprender y analizar el contexto en que se desarrolla el trabajo. Las voces se amplificarán si se conectan y se comparten aprendizajes entre estos niveles. 

La construcción de alianzas fuertes, que incorporen a una amplia gama de actores, puede ayudar a aumentar la legitimidad y efectividad de la estrategia de incidencia. Puede tener muchas ventajas (evitar duplicar los esfuerzos; aumentar la credibilidad y legitimidad), aunque también es importante considerar que puede implicar algunos riesgos (avances más lentos, limitaciones en los consensos). 

Finalmente, al desarrollar la estrategia de incidencia, es importante asegurarse de que todas las actividades que se proponen encajan en el calendario ya fijado a nivel global, regional y nacional. 

Seguimos trabajando en y para espacios reales de decisión y participación que generen un diálogo genuino entre las organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos. Particularmente, desde la Iniciativa Regional Tierra y ODS seguimos exigiendo un mayor involucramiento de las partes (organizaciones sociales, empresas, sector académico) en el proceso de monitoreo de la agenda 2030, que implique una real democracia participativa, donde todes podamos ser actores del mundo donde queremos vivir. 

Confiamos en las estrategias coordinadas y esperamos que esta hoja de ruta que compartimos se traduzca en oportunidades concretas de incidencia para muchos espacios.